Valkiria: todo un éxito de operación

«Si fracasamos, el resto del mundo pensará siempre en esta tierra como la Alemania de Hitler»


Hace unos días el grupete de amigos aficionados a hacer 2×1 en los cines (es decir, pagar por ver una película pero ver al final dos por pura picaresca española) decidió volver a las andadas, que con esto de la crisis el bolsillo está muy mal, y el cine está aún peor  como para pagar casi 8 euros por él. La primera película de estas míticas sesiones clandestinas estaba bastante clara desde hace semanas: Valkiria, la prometedora película en la que Tom Cruise encarna al Coronel Claus Von Stauffenberg, el hombre que intentó asesinar a Hitler. Esto, claro está, no es un spoiler, ya que todos sabemos que Hitler se suicidó meses después de este complot frustrado (¿o no? ¿acaso sigue vivo en el Ártico, o en un refugio en Sudamérica? Disculpadme, me cuesta desconectar del trabajo xD).

Y qué queréis que os diga, me pareció una película fantástica. Está claro que el nazismo es algo que atrae , que vende, que tiene una estética que a todos atrapa (esto no es una apología del nazismo, es constatar un hecho difícilmente rebatible). Nos gustan las películas de nazis, los libros de nazis, el esoterismo  nazi, los uniformes nazis (¿os suena La Guerra de las Galaxias?) y todo lo relativo al Tercer Reich de Hitler. Pero resulta cuanto menos curioso que una película de este género en la que apenas haya tiros o escenas de violencia resulte una producción tan redonda, más aún teniendo en cuenta que grosso modo conocemos el final.

No voy a desvelar nada de la trama ni del argumento, porque este no es el objetivo de este post. Odio las sinopsis de los folletos del cine en las que en cinco líneas te revientan la primera media hora de película, y más aún las críticas de películas en las que el crítico vendido de turno te la revienta entera, desde el inicio hasta el final, para luego emitir una valoración injusta y dirigida por intereses más elevados que la tan denigrada ética periodística. Sé de lo que hablo.

Como digo, es una película muy entretenida. Te atrapa desde el primer momento, desde el instante en que ves a Tom Cruise dando vida a un nazi (no un nazi cualquiera, sino todo un Coronel) que no se siente nazi, sino alemán. Pocas películas te muestran miembros del Partido Nazi que se sientan asqueados ante la locura de Hitler y la barbarie de las SS.  La Lista de Schindler lo hace con una sóla persona y de forma más sutil, pero en Valquiria es un sentimiento continuo por parte de todo un comité de conspiradores que viven en el engranaje nazi. El personaje de Cruise es creíble, carismático, serio y decidido. Siempre he pensado que Tom Cruise es un buen actor, y que el motivo por el que la gente se cachondea de él y sus películas es por su vida privada y sus escarceos con la Cienciología. Qué coño, no es que lo crea, es que es así. Confundir la vida profesional con la vida personal es una estupidez. Es como si digo que los Bardem son malos actores sólo porque los muy gilipollas se piensen que viven en 1936 y que el Ejército de Franco se encuentra a las puertas de Madrid.

El caso es que el bueno de Tom hace un buen papel, el de un conspirador convencido que logra que te identifiques con su causa y que te entristezca su destino por lo que esa gente pudo haber logrado. Una de las pegas que puse en la película (y que más de uno comparte conmigo) es que Tom Cruise no tiene pinta de nazi. Parece el clásico americano de clase media, pero no un amenazante teutón del Tercer Reich. Un actor con pinta de ario  con ese uniforme y ese parche en el ojo haría que cualquier opositor a sus intenciones se cagara de miedo, pero no Tom Cruise. Y el caso es que, como pude comprobar después, incluso ese detalle ha sido un acierto. ¿Por qué? Pues porque resulta que el parecido entre Tom Cruise y von Satuffenberg es más que notable, como podréis comprobar.

Valkiria

No es el único parecido. El desarrollo de la Operación Valkiria que vemos en la gran pantalla es idéntico al que tuvo lugar en la vida real, al menos en sus líneas y planteamientos generales. La ambientación es de lujo, heredera del gran trabajo realizado en El Hundimiento, con un Hitler siniestramente apacible que siempre está a punto de estallar en un monumental cabreo y una cúpula de jerarcas nazis a los que los más entendidos en estas lides sabrán identificar con un simple vistazo, aun cuando no tengan línea de diáologo o ni siquiera nadie se dirija a ellos, como ocurre con el Secretario de Estado Martin Bormann o el Ministro del Aire Herman Goering.

El ritmo de la película es trepidante pese a no contar con escenas de acción: es cine puro, asistir a una historia que se va desarrollando, a las dificultades que se interponen en su camino, a las soberbias interpretaciones de grandes actores como Terence Stamp, Kenneth Branagh y Tom Wilkinson (que últimamente sale en todas las películas que hay en cartelera). Cada personaje está perfectamente esbozado, con sus motivaciones, miedos y sentimiento hacia la Alemania de Hitler. En todo momento está la sensación de peligro a ser descubierto, a planificar el siguiente paso y a esperar a ver si funciona. La película pasa en un suspiro, y, repito, apenas hay tiros. Todo un mérito.

El final convence de sobra, y logra incluso tocarnos la fibra sensible ante el destino sufrido por estos hombres entregados a una Alemania grande, pero no a la demencia del Tercer Reich de los nazis. El alegato final de la película pone el broche a un producción digna de ser vista. Por su banda sonora, sus interpretaciones, su historia. Es una de esas películas que disfrutas de principio a fin, y de las que da gusto haber pagado por ellas. La sensación es «¡oye, qué buena película, qué entretenida! El cine debería ser esto ante todo: entretenimiento, que para eso vas al cine.

Puede que la operación Valkiria original fracasara, pero desde luego ésta es un buen ejemplo de cómo pasar una tarde de cine viendo un producto de calidad con total garantía de éxito.

La otra película que vimos a continuación fue Rockanrolla. Una chorrada de película, la verdad (aunque es cierto que tiene momentos bastante divertidos y Tom Wilkinson, que también sale aquí, está en su línea), nada comparable a Valkiria. Es la fórmula de la genial Snatch explotada con muchísima menos gracia y acierto, tanto por el argumento como por los golpes de humor. Pero vamos, se puede ver, aunque recomiendo verla en la tele y no en el cine.

Y bueno, ese fin de semana estuvo sin duda dedicado al cine. Al día siguiente vi El Curioso Caso de Benjamin Button. Una película sensacional, preciosa, tan triste y desgarradora como bien realizada. Impecable. Se merece cualquier Óscar que le den (bueno, la de actriz secundaria la veo exageradísima, pero en fin) , ya sea el de película, director o actor (el de maquillaje está claro)

Y hablando de actrices secundarias, me despido con una reflexión: como le den el Óscar a la tonta del bote de Pene (no he visto la película, pero ahora en serio, ¿de verdad lo hace tan bien como para ganar un BAFTA y ser nominada a un Óscar? ¿en serio?) y no lo gane el inmenso Heath «Joker» Ledger por El Caballero Oscuro…entonces, estés donde estés leyendo estas líneas, muy probablemente escuches mis desquiciadas carcajadas antes de abandonarme a la locura. Qué curioso, como cierto payaso criminal de pelo verde aficionado a los trucos de magia. Lo que son las cosas.

1 Responses to Valkiria: todo un éxito de operación

  1. booze cruise dice:

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